Entre Payolas y Memorias el Ska-jazz venezolano tiene partida de nacimiento: reseña extemporánea de Mr. Swing and the Bongo Clan

Decir que el estado Lara tiene una peculiaridad para la música, es algo trillado y que no está en duda. Es la “capital” musical de Venezuela. Pero decir que el estado Lara tiene una peculiaridad para el rock, el jazz, el ska, el Indie, etc., es algo que para los que no están en la “movida” resulta un poco extraño. Incluso, el habitante promedio barquisimetano, por citar sólo alguna localidad de los municipios, a veces desconoce esta peculiaridad que se hornea en el crudo underground larense.

Vamos, que yo no me sé toda la historia. A principios de los 90, yo era sólo un niño de 8 años. Nunca llegué a ver a La Contra, ni al Pacto (en su primera formación) en vivo. Tampoco, tuve la edad suficiente para conocer al Kiosco Alternativo en todo su apogeo y lo que conservo son viejos ejemplares del Insulso, el Provo y el Caleidoscopio que me han regalado en todo éste tiempo. Y ni por refilón, fui a ver el “estreno” del revoltoso video que hicieron un par de muchachas que se graduaban de diseño gráfico en el Newton. Lo vi mucho tiempo después en casa y en VHS.

Lo cierto, es que más allá de Dudamel y del Sistema de Orquestas Juveniles, en el estado Lara existe una movida “alternativa y alterativa” que, de a poco, ha ido madurando sin perder su jovialidad. Sin perder su “teen spirit”, las bandas, menos pretenciosas, siguen ensayando en sus casas y con los equipos que han ido comprando según sus posibilidades económicas. Recién se están creando salas de ensayo y ya los estudios de grabación han alcanzado una calidad que no tienen nada que envidiarle a los suntuosos estudios de California y New York. Pero, en fin, nuestra intención no es la de describir las posibilidades técnicas que se han desarrollado en los últimos años en esta provincia centro-occidental venezolana.

Eso que, actualmente, se llama Neofolclore y sirve para cumplir con los mandatos de la Ley Resorte, se fundó en Barquisimeto y Carora, de la mano de bandas como El Pacto, Dekhalafarys y los Negro y Blanco (ahora Radio Candela). Pero eso no es todo, porque histórica fue la movida punk larense, y más histórica y mítica la historia del Ska en la región. Sin ánimos de parecer regionalista, creo que el Ska-Jazz, tiene partida de nacimiento en Barquisimeto cuando gente del oeste de la ciudad y de la mítica Cabudare, se juntaron para combinar los estilos musicales que les gustaban. Me dirán que son mis panas, que los quiero burda, que soy más pana que flipper. Pero, aproximadamente, desde el año 1998, Mr. Swing and the Bongo Clan, ha venido experimentando y creando un lenguaje propio en lo que al Ska y el Jazz respecta.

La formación ha cambiado considerablemente desde que comenzaron. Ya dejaron de tener una cantante, y ahora de vez en cuando, la guitarra toma el micrófono para completar el set de temas. Particularmente me parece que el haber descentrado la armonía vocal para enfatizar la totalidad del grupo, les ha permitido desarrollar un lenguaje musical armónico, compacto, digerible, y no por ello, menos experimental. Los Mr. Swing, investigan, reflexionan y se joden entre ellxs para otorgar unidad a la diversidad de propuestas compositivas que provienen de sus integrantes.  La improvisación es, desde siempre, el fuego sagrado de su creación. Sin eso, el Ska-Jazz cojearía de la pata izquierda.

Poco más de un año ha pasado desde que sacaron su primer disco y ya tienen material para armar un nuevo. Mr. Swing, no es una fábrica de componer temas. No. Mr. Swing and the Bongo Clan, es una fábrica de paisajes sonoros que interpela nuestra realidad y abre una línea de fuga en una “movida” que cada vez es más espectáculo y menos vida. Más payola que música sentida. Más snob que movida real y constituyente. Mr. Swing, es un grupo de panas que se juntaron para hacer lo que les gusta y lo siguen haciendo. Seguramente, los Mr. Swing, son mis panas y por eso escribo esto.

Barquisimeto 03 de enero de 2011

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